viernes, 7 de marzo de 2025

Saturación legislativa

 Rodrigo Rato

7 de marzo de 2025 

¿Hemos llegado 250 años más tarde a tener que preguntarnos si el gobierno del pueblo es posible con tantas asambleas? Mi opinión es que no. 

Dos personas tan distantes y distintas como Elon Musk, sudafricano nacionalizado norteamericano, y Mario Draghi, italiano, en un plazo de semanas han planteado la necesidad imperiosa de reducir la regulación y la burocracia. El primero, industrial y tecnológico, al parecer el hombre más rico del mundo, ha planteado rescindir miles de contratos de funcionarios del Gobierno federal norteamericano; el segundo, aumentar el gasto público en la Unión Europea en 800.000 millones de dólares por año. Same, same,but different.

Los dos apelan a reducir la regulación. Característicamente, uno es norteamericano y el otro europeo. El plan de Musk ha comenzado lleno de dificultades, con el objetivo inmediato de reducir más de 10.000 funcionarios. El informe Draghi ha dado lugar a otro informe Von der Leyen, pese a que el italiano cifra el coste de la regulación en la UE en 130.000 millones de euros.

Independiente de la indiscutible relevancia personal e intelectual de los dos, su denuncia del exceso de regulación no es nueva. Ganaderos de Castilla y León, pequeños empresarios catalanes, la patronal de la construcción alemana, la asociación europea de coches, o la del acero llevan años advirtiendo de la casi imposibilidad de hacer negocios en Europa. Cómo será la cosa que Christine Lagarde y Ursula von der Leyen, ambas líderes de grandes burocracias, han firmado un artículo en inglés denunciando "el riesgo existencial" al que se enfrenta la UE. Frase ya utilizada por Draghi en su informe. Como reacción a Trump, la Comisión ha anunciado que va a anular decenas de normas, eso sí con base en una nueva.

Para que no falte nada, la revista The Economist ha dedicado un número reciente al tema. Pone de relieve que en Norteamérica se dedican 12.000 millones de horas por año al cumplimiento de las normas federales, lo que genera 140.000 millones de formas. En España se añaden 8.000 nuevas normas al año, procedentes de todos nuestros parlamentos y un total de 125.000 leyes en vigor, según fuentes jurídicas. Es más rentable comprar un autobús nuevo en Málaga que trasladar uno usado desde Cataluña, según fuentes del sector. El llamado Pacto Verde europeo requiere más de 70 leyes nuevas, cuando ya cabe preguntarse si queda algo por regular en Europa. Para colmo, la propia UE va a declarar exentos de su tasa exterior al carbono a más del 80% de los afectados. ¿No sería más lógico abolirla?


Poder real vs poder ciudadano

Cuando a finales del siglo XVIII los revolucionarios norteamericanos y franceses establecieron sus respectivas asambleas, eran la contraposición al poder real frente al de los ciudadanos. En España lo hicimos en Cádiz en 1812. Casi toda Europa se pasó el siglo XIX en luchas para hacer a la democracia y el parlamentarismo triunfar. Realmente, hasta mediados del siglo XX no triunfaron los parlamentos democráticos. En la península ibérica hasta los años 1970.

Pero en muy poco tiempo, cada pocos cientos de kilómetros en Europa y Norteamérica, incluido Canadá y México, hay una asamblea legislativa plenamente operativa todo el año. Sólo conozco el caso de una responsable regional, la española Dolores de Cospedal, que plantease reducir los meses de trabajo de la Asamblea de Castilla-La Mancha. No triunfó, desde luego, bajo el argumento que menos asambleas es menor democracia.

¿Hemos llegado a la saturación legislativa? Eso parece cuando los ganaderos declaran que no son los impuestos, ni los precios, ni los lobos, los que les obligan a cerrar, sino el exceso de regulación. Además, muchas normas afectan al mismo supuesto de manera distinta. El fin de la seguridad jurídica que requiere saber que conducta concreta es exigible en cada caso. Donald Trump en su primer mandato prometió quitar dos regulaciones por cada nueva aprobada. Fracasó. La pregunta es si un parlamento abierto es capaz de no regular. La respuesta es no.

Cada vez que sucede algo malo, los políticos prometen una ley nueva para hacer imposible que vuelva a suceder. A lo que hay que añadir una distinta por cada parlamento existente. ¿Hemos llegado 250 años más tarde a tener que preguntarnos si el gobierno del pueblo es posible con tantas asambleas? Mi opinión es que no.

Nuestros antepasados medievales tenían también asambleas por cada reino. Pero aquellas sólo aprobaban los gastos e impuestos que demandaba el rey respectivo. Estaban abiertas unos meses. ¿Podrían la mayoría de las actuales sólo discutir presupuestos y controlar a sus correspondientes gobiernos? Eso quizás no daría para vivir sin otro trabajo, y desde luego sin un asistente. Es una tontuna sólo pensarlo. Musk y Draghi lo tienen imposible. Nosotros también. Ningún parlamento existente dejará de legislar ni un solo día.

Pero quizás nos den el silencio positivo generalizado, la responsabilidad patrimonial automática de la Administración, la valoración real de dilaciones indebidas, la prohibición con multa de pedir los papeles que ya tienen, el fin de la cita previa, la calificación de delito flagrante por faltar a la verdad a sabiendas en el ejercicio de una actuación pública y cosas así. Sí es posible a nivel europeo, por si acaso, para tenernos un poco más contentos. Nos lo merecemos.

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