Un informe pericial asegura que Rodrigo Rato no debe dinero a Hacienda

Un informe pericial independiente asegura que el exvicepresidente del Gobierno pagó varios millones a Hacienda

Rodrigo Rato desmonta punto por punto las acusaciones contra él

Rodrigo Rato desmonta las acusaciones de la ONIF

La Audiencia Provincial de Madrid da la razón a Rodrigo Rato

La Audiencia Provincial de Madrid ha archivado una causa de la investigación sobre el patrimonio de Rodrigo Rato.

Injustos con Rodrigo Rato

Artículo de apoyo a Rodrigo Rato.

Rodrigo Rato es absuelto del 'caso Bankia'

La Audiencia absuelve al exvicepresidente Rodrigo Rato

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martes, 26 de diciembre de 2023

Conversaciones con Rodrigo - 27-12-2023






domingo, 17 de diciembre de 2023

La Defensa de Rato pide la nulidad de pruebas y la libre absolución

 


La defensa del exvicepresidente del Gobierno denuncia que el registro de su domicilio "vulneró los derechos" de su representado. 

A juicio de la Defensa de Rodrigo Rato, "la denuncia que presentó la Fiscalía era mendaz, contradictoria y con elementos atípicos". "Se vulneraron los derechos de defensa, inviolabilidad del domicilio, el secreto de las comunicaciones y profesional", ha expresado la abogada María Massó. 

En ese sentido también ha hecho referencia a qué no hubo razones para detener a Rato en 2015, registrar su vivienda y bloquear sus cuentas calificando estas fuertes actuaciones como "desproporcionadas". Recordemos que el supuesto delito que se usó como justificación para el dictado del Auto de 16 de abril de 2015 acordando las entradas y registros practicadas, decayó a los seis días. 

Ya en 2017, dos años después, un informe pericial elaborado por Carlos Neira, del Bufete Garrido y presentado en dicho año al Juzgado de Instrucción número 31 de Madrid, concluyó que no había delito alguno en cuanto al pago de impuestos. 
En él, detalla que las entradas y registros llevados a cabo en el domicilio del exvicepresidente del Gobierno fueron irregulares puesto que se basaron en acusaciones que carecían de fundamento.  

Rodrigo Rato también denunció que Hacienda inició una «caza de brujas» contra él al abrir una «causa general» en la que se le acusaba de alzamiento de bienes -lo cual dio pie a su polémica detención y el registro de su domicilio y despacho- que seis días cayó. A juicio del informe, la "denuncia temprana" de la ONIF que desembocó en el inicio de la investigación fue "claramente insuficiente" para poder efectuar los registros, por lo tanto se habrían obtenido documentos "ilícitamente" lo que contamina toda el procedimiento y sería motivo para la nulidad total del conjunto de la investigación. En ese sentido, Rato pidió al juez en su momento que toda la documentación requisada que no correspondiese a las sociedades que forman parte del procedimiento le fuera devuelta.

Carlos Neira también analizó en este informe las transacciones de divisas realizadas por Rodrigo Rato y los pagos de Telefónica a Kradonara, que sería una sociedad a través de las cual Rato tributó su trabajo en la empresa de comunicación.  Neira hizo hincapié en que Rodrigo Rato pagó a Hacienda 6,22 millones de euros entre los años 2009 y 2014 en IRPF y que ateniéndonos a las leyes, tributar trabajos profesionales a través de sociedades no es delictivo, además de que se puede y se suele hacer.

La defensa de Rato en aquel momento, solicitó también al juez que los peritos de la ONIF declarasen para ratificar su informe inicial.

El 26 de mayo de 2017 conocimos que el juez Serrano-Arnal descartó que Rato cometiera los delitos de blanqueo, malversación de caudales públicos y cohecho, de los que fue acusado tiempo atrás y puesto de nuevo en el centro de la polémica injustamente. Acceder al Auto. Sirva como ejemplo el 'Caso Bankia' por el cual Rato vivió un proceso de más 10 años de desprestigio -acusándole prácticamente de ser el causante de la crisis española- siendo absuelto finalmente. 

Algo bastante llamativo es el hecho de que el informe que acusaba a Rodrigo Rato contenía múltiples expresiones condicionales como "podría señalarse", "habría que preguntarse", "pareciera razonable" o "habría que cuestionarse" en "innumerables párrafos". 


Durante la sesión celebrada el pasado día 15 la defensa de Rato ha advertido de que la nulidad de la incautación de documentación en el registro de 2015 llevaría a la nulidad de toda la causa y por consiguiente a la libre absolución de su representado y el resto de acusados. "Sin el auto habilitante de incautación, toda la causa habría decaído", expone Massó

jueves, 23 de noviembre de 2023

Crypto plaza Forum, con Rodrigo Rato

 


Video del evento celebrado el 24 de noviembre de 2023:


lunes, 30 de octubre de 2023

Rodrigo Rato expone la gran contradicción del cambio climático con el petróleo

Rodrigo Rato cuenta en Dando Caña (El Toro TV) que la Agencia Internacional de Energía ha lanzado una predicción impactante al afirmar que estamos acercándonos al punto máximo de consumo de petróleo. Sin embargo, esta declaración ha sido contrapuesta por las grandes compañías petroleras internacionales, quienes argumentan que el consumo de petróleo continuará en aumento, al menos hasta la mitad de este siglo. Esta discrepancia plantea interrogantes y dudas sobre el futuro de la industria energética y su impacto en el cambio climático.

sábado, 28 de octubre de 2023

Rodrigo Rato reclama una indemnización por el acoso sufrido

 

El expresidente de Bankia, Rodrigo Rato ha presentado una reclamación ante el Ministerio de Asuntos Económicos en la que solicita una indemnización de entre 10 y 12 millones de euros por el acoso sufrido durante el 'caso Bankia'.... Ir a noticia completa


jueves, 21 de septiembre de 2023

Conversaciones con Rodrigo 22/09/2023





jueves, 7 de septiembre de 2023

Entrevista a Rodrigo Rato (Onda Vasca)

miércoles, 28 de junio de 2023

Conversaciones con Rodrigo - 29/06/2023

 

martes, 27 de junio de 2023

«Hasta aquí hemos Llegado» (Kiss FM)

 


Entrevista a Rodrigo Rato en Kiss FM:


jueves, 22 de junio de 2023

Rodrigo Rato: "No soy un delincuente. He cometido errores con consecuencias que no preveía"

 

"Mientras haya personas con mucho poder que sepan que nunca le va a pasar nada por abusar o por equivocarse, habrá mucha gente a la que le pasen cosas tremendas."


Titula su libro Hasta aquí hemos llegado. ¿Se hace el ofendido?

No. Tiene dos lecturas: la de que te vienes arriba y la de que llegas agotado. Elige la que quieras.

Dice considerarse chivo expiatorio de la crisis financiera. De la Fiscalía Anticorrupción. Y de los fiscales. Y de los jueces. Y no digamos de su expartido. ¿Qué le ha hecho usted al Universo?

No soy chivo expiatorio de nadie. Tengo mis responsabilidades y mis errores, y creo que el libro enumera bastantes. Pero al mismo tiempo describo cómo actúan los demás. Si se me quiere ver como un pupas, sí, pero también ha habido mucha gente comprensiva y solidaria conmigo, y tengo amigos nuevos. La mía no es la historia única del Conde de Montecristo, sino la de un ciudadano español que de repente se encuentra con que cada vez que la Fiscalía Anticorrupción aparece en su vida se filtran los documentos, ya será mala suerte; que tienes una causa secreta y te enteras cuatro años más tarde; que le dan instrucciones a la UCO para que investigue en todo lo que pueda llevar a convertirte en un presunto delincuente… Pero esto le pasa a muchísima gente.  

¿Está con Giulio Andreotti en que hay amigos, enemigos y compañeros de partido?

Bueno [ríe], sí, sí, algunos compañeros de partido, no todos. El Gobierno con el que yo tuve que lidiar como ciudadano tiene otras causas: Rita Barberá, Eduardo Zaplana, Pedro Gómez de la Serna, Kitchen, el Banco de Madrid… Esto es un modelo de comportamiento.

Dice que en muchas cosas era un mandado. Por ejemplo, en la salida de Bankia a Bolsa. ¡Quién le mandaría tocar la campanita! 

[Ríe] Sí. Tocar la campanita teóricamente es un gesto de éxito, ¿no? Pero resultó ser una bomba. Hay un momento en mi vida en que la pregunta de quién te mandó hacer tal o hacer cuál es constante. Yo he pasado casi 10 años de mi vida en eso: que quién me mandó todo.

Es usted un sumiso.

No. Nunca he sido un sumiso. También llevaba 30 años antes en que no me podía quejar. 

Aunque hizo una regularización fiscal en 2012, con la amnistía fiscal, le habrá quedado una huchita, ¿no?

Bueno, pero mi huchita, todo mi patrimonio y mis rentas están embargados desde 2015. Y además estoy en plena pelea porque no me pagan ni los impuestos. Hay una cosa muy mala, que se llama la impunidad. Mientras haya personas con mucho poder que sepan que nunca le va a pasar nada por abusar o por equivocarse, habrá mucha gente a la que le pasen cosas tremendas.

¿Y de estas maldades e impunidades no se daba cuenta cuando estaba en el Gobierno? Porque igual podría haberlo atajado. 

Bueno, me voy a defender. Soy el primer vicepresidente económico y ministro de Hacienda que reduce a un año el tiempo de una inspección fiscal; y el primer ministro de Haciendo que aprobó un Estatuto del Contribuyente, que, por cierto, mi sucesor, Montoro, y su presidente, Rajoy, anularon en 2015. Pude hacer muchas más cosas. Pero nunca había estado en el Ministerio de Justicia y no sabía que los fiscales no podían ser condenados en costas. No entiendo por qué el Estado no puede ser condenado en costas.

Sigue clases de meditación con el lama Rinchen, su director espiritual. También cita al padre Paulino, de la cárcel. 

Maravilloso. La mejor explicación de los Evangelios, especialmente el de San Lucas, que he oído en mi vida.

Si se hubiera entregado mucho antes a tan espirituales digresiones, y no a otras menos cercanas al alma, ¿no le hubiera ido mejor?

Seguramente sí. Nada como mirarse al interior. Lo que he aprendido en estos años de cuesta arriba es que tu interior es muy importante. 

¿Cómo tiene ahora mismo el karma positivo?

Pues trato de fabricarlo lo más posible. Por ejemplo, me pasa cualquier cosa y me enfado; si no me enfado, genero karma positivo. El karma es la bondad. Si generas bondad generas buen interior. Si generas ira, envidia, enfado, generas mal interior.

Le veo a punto de llegar a la iluminación.

No. La veo muy, muy lejos. En esta vida no llego. En esta vida solo me he enterado de que existe.

¿Y ha logrado domar lo que llama su "ego enfurecido"?

Hay momentos en que sí y otros en que no. Por ejemplo, conduciendo por Madrid no suelo domarlo, aunque trato de hacerlo.

¿Qué es lo que más lamenta de su vida política y financiera? ¿Haber conocido a la pareja Rajoy-De Guindos?

Prefiero no entrar. Estoy cuidando mi karma.

Recibió en la cárcel clases sobre la Biblia. Bienaventurados los que padecen persecución por la Justicia, porque de ellos es el reino de los Cielos. Esto le consolará.

No sé si me lo aplico, porque yo creo que ahí se refiere a los creyentes. Paulino [el cura de la cárcel] me lo podría explicar. No te consuela mucho nadie al estar en la cárcel. Y no pensé que mi persecución fuera aquella a la que se refería el Evangelio. Esta persecución por la Justicia sería por cosas religiosas o morales, pero por acciones privadas…  

martes, 20 de junio de 2023

Rodrigo Rato: «Fue una tomadura de pelo que me ofreciesen ser presidente de Repsol»

 


Entrevista en Merca2.es 

Rodrigo Rato y Figaredo (Madrid, 18 de marzo de 1949) ha publicado el libro «Hasta aquí hemos llegado» de la Editorial Península, sobre su trayectoria política y económica. Fue ministro de Economía en la época del Gobierno de José María Aznar desde 1996 hasta 2004, tras esa etapa fue nombrado director del Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta su dimisión en 2007. Años más tarde asumió la presidencia de Bankia desde enero de 2010 hasta su renuncia en mayo de 2012. Ahora vive como un jubilado más y plasma en su libro todo lo que ha vivido en primera persona, tanto los buenos momentos como los malos.


Usted ha desempeñado diferentes puestos de responsabilidad a nivel político y económico, ¿de qué se arrepiente?


Uno se arrepiente de muchas cosas, en el libro hay reconocimientos de numerosos errores como el hecho de haber aceptado dinero público para recapitalizar Caja Madrid. Porque tendría que haberse mantenido en solitario, sin haberse metido en fusiones viendo los vaivenes del Banco de España y del Gobierno. Ser presidente de la entidad financiera no fue ningún regalo, envenenado o no tengo mis dudas, yo acepté la presidencia por una propuesta de los dos partidos principales del país.


Qué le pareció que el exministro Luis de Guindos le ofreciese ser presidente de Repsol tras exigirle su dimisión de Bankia


Ese ofrecimiento me pareció una tomadura de pelo de mal gusto entonces y ahora, que en la misma conversación me realizase dicha propuesta. Si él quería echarme de Bankia, no tenía sentido que me buscasen consuelos imposibles. La presidencia de Repsol estaba ocupada por una persona que a día de hoy sigue llevando las riendas de la compañía. Además el Estado no poseía acciones de la petrolera, por lo que fue un brindis al sol ya que no tenía poder de decisión en la empresa.


En su libro relata que fue de Guindos quien le pidió su dimisión, pero que Mariano Rajoy tomó esa decisión


Yo fui a ver al entonces presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, ya que fue él quien me había puesto ahí y le pregunté abiertamente si me tenía que ir a lo que él me respondió que sí. El 7 de mayo de 2012 pensé que iba a ser un relevo pausado con José Ignacio Goirigolzarri pero no en 24 horas, lo que provocó que las acciones cayeran y nunca se recuperasen, todo ello a pesar de la inyección del dinero que recibió durante varios años.


¿Mantiene algún tipo de relación a día de hoy con De Guindos, Rajoy y la cúpula actual de Caixabank?


A día de hoy no mantengo ninguna relación, aunque si tengo contacto con gente del PP ya que por los 30 años que estuve en el partido conozco a numerosos integrantes de la formación. He tenido buenos amigos, colaboradores y jefes, además actualmente no tengo queja del PP.


Qué recomendaría al próximo ministro de Economía tras las elecciones del 23-J


Yo no hago recomendaciones, he aprendido en la vida que dar consejos es muy complicado. Los problemas de la economía española son los que son, todo el mundo lo sabe. No tengo ningún favorito y deseo lo mejor al próximo Gobierno que salga de las urnas.


Cómo valora la situación de la economía en nuestro país con los niveles de deuda y déficit tan altos


España lleva teniendo desde hace casi 20 años los mismos problemas en su economía por la falta de dinamismo y con un crecimiento bajo. Nuestra renta per cápita sigue estancada desde 2005, probablemente seremos el último país de la OCDE en recuperar el PIB previo a la pandemia. Uno de los grandes lastres es la eficacia del sector público por su lentitud, los programas sociales y de inversión no se cumplen. La administración es un litigante temerario, porque nunca paga costas, con una justicia que alarga mucho los procesos.


En su etapa como ministro de Economía se liberalizó el suelo, ¿cree que fue un error viendo los precios alcanzados de la vivienda actualmente?


Fue una liberalización que duró muy poco porque el Tribunal Constitucional la anuló tres años más tarde al considerar que era una competencia autonómica. La solución de la vivienda es muy complicada ya que no es intrínseco a España sino a muchos países. La demanda es muy superior a la oferta y sin embargo hay numerosas restricciones para construir. A su vez mucha gente quiere vivir en las grandes ciudades y no hay suficiente stock para tanta demanda, a esto se une el hecho de que apenas se han construido viviendas sociales ha ocasionado también un alza de los precios.


Volviendo a su libro, estuvo condenado 4 años y 6 meses y pasó más de dos años en la cárcel, ¿piensa que hay una doble vara de medir en la justicia viendo por ejemplo que la familia Pujol aún no ha sido juzgada?


Los casos sobre los que no están juzgados no puedo pronunciarme por la lentitud de la justicia, estar imputado y sin juicio no es una situación cómoda porque hay embargos, coste reputacional terrible, etc. Los jueces tienen una labor extraordinariamente complicada ya que tienen criterios humanos y pueden equivocarse en sus sentencias.


Dos iconos de la economía española como usted y Mario Conde han pasado años en prisión, ¿por qué cree que ha sido así?


Seguramente habremos hecho algo mal, al señor Conde le conozco pero él ya habrá dado su opinión al respecto. En mi caso debería haber dedicado más tiempo a mirar las tarjetas black de Caja Madrid cuando me las dieron, pero también he de decir que si yo reparé el daño al igual que los demás devolviendo ese dinero, me habría gustado que hubiesen aplicado la misma regla que al resto de los 65 condenados. En España casi siempre la restitución del daño causado suele llevar aparejado un atenuante y en lo que a mí respecta no se me aplicó.


Usted formó parte del Consejo Asesor de Banco Santander con Emilio Botín pero su presidenta actual Ana Botín le cesó, ¿le explicó los motivos?


No me cesó a mi sólo sino al resto de los que conformábamos ese comité, la presidenta actual nos reunió a todos los miembros en una cena y nos comunicó que no quería tener un Consejo Asesor Internacional. Fue su criterio, no me explicó los motivos, igual que no preguntas el por qué te nombran, tampoco exiges que te expliquen el por qué dejan de contar contigo.


El que fuera Director de Comunicación Externa de Bankia, Juan Emilio Maillo ha publicado también un libro titulado «Bankia desde dentro», ¿es una casualidad que hayan salido a la vez?


A esta persona la fiché yo durante mi presidencia en Bankia, es pura coincidencia que hayan salido ambos libros a la vez. Pero hay una cosa interesante que relata en la publicación de Mahillo sobre los datos de las famosas tarjetas black de Caja Madrid, ya que tras la fusión con el resto de las cajas, alguien de Bankia facilitó esos datos confidenciales al Gobierno de entonces y no al juez como tendría que haber sido. Ese aspecto me ha hecho reflexionar muchas cosas y hacerme preguntas de las que no tengo respuesta.


Cuánto tiempo le ha llevado escribir el libro, ¿habrá segunda parte?


Empecé a escribir el libro a finales de 2019 y principios de 2020 con la ayuda de mi mujer que es coautora con una gran labor de corrección. Hemos hecho 3 o 4 versiones hasta dar con el idóneo. La memoria y toda la documentación del juicio de Bankia me ha servido mucho también para su elaboración, con el fin de que fuera en un tono objetivo y constructivo. Ahora mismo no me planteo redactar ninguno otro.


sábado, 10 de junio de 2023

Rodrigo de Rato: "Sólo soy un ser humano, más cajero que banquero"

 


Entrevista a Rodrigo Rato en Capital Radio:


viernes, 9 de junio de 2023

El ajuste de cuentas de Rodrigo Rato



El expresidente de Bankia saca a la luz interioridades de sus cuatro décadas de carrera profesional y culpa a políticos, banqueros y jueces de la crisis de las cajas


Le ofrecieron la presidencia de Repsol al instarle a dejar la de Bankia antes de su nacionalización. Oriol Junqueras le dio clases de Física Cuántica en la cárcel de Soto del Real. Isidro Fainé y él rompieron las negociaciones para fusionar La Caixa y Bankia en la barra de la cafetería del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Su sueldo en el Fondo Monetario Internacional (FMI) era casi 10 veces superior al del de vicepresidente del Gobierno español (por ser libre de impuestos).

Estas son algunas de las interioridades que revela el expresidente de Bankia Rodrigo Rato (Madrid, 1949) en sus memorias, 'Hasta aquí hemos llegado' (Península). Escritas junto a Alicia González (Madrid, 1972), periodista de El País y esposa de Rato, salen a la luz 12 años después de la creación del banco, con causas judiciales aún pendientes y a un mes de que España celebre elecciones generales con el que fue su partido pilotado ahora por el popular Alberto Núñez Feijóo.

Rato reflexiona sobre toda su trayectoria personal y profesional, aunque se centra sobre todo en su etapa como vicepresidente económico del Gobierno de José María Aznar, su paso por Caja Madrid/Bankia y el periplo judicial desde que abandonó el banco hoy integrado en CaixaBank.

Su aproximación a la realidad es parcial y subjetiva, aunque bastante certera en torno a lo sucedido en una de las mayores crisis financieras de la historia en España, que acabó con la nacionalización y el rescate de Bankia.

Rato construye su relato y ajusta cuentas con políticos (José María Aznar y Luis de Guindos), banqueros (Francisco González y José Ignacio Goirigolzarri), supervisores (Miguel Ángel Fernández Ordóñez) y miembros del ámbito judicial (el juez Fernando Andreu y la fiscal Carmen Launa). Admite errores propios sin pudor pero también busca excusas e identifica a enemigos externos para justificar su actuación.

Aunque tenga razón en buena parte de sus líneas argumentales, él no está exento de responsabilidad. Pudo decir que no a muchas cosas que le exigieron y que no le gustaban. No lo hizo y se equivocó aferrándose al cargo.

Herencia

El exvicepresidente del Gobierno español llegó a la presidencia de Caja Madrid en 2010, sin experiencia en banca minorista. Heredó de su antecesor -Miguel Blesa (que había estado 12 años en el cargo)- una entidad débil, enfocada en exceso en el sector inmobiliario y apoyando su crecimiento en los inmigrantes. Su capacidad de generar ingresos era limitada.  

Aun así, explica en sus memorias: "Llegaba bastante eufórico, con ganas de sumergirme en la que creía que iba ser la última etapa de mi vida profesional". Pero carecía de un equipo lo suficientemente preparado para gestionar una entidad con tantos riesgos. "Mi primer fallo fue no considerar urgente y prioritario elegir un equipo directivo propio", escribe Rato, que lamenta haberse puesto a resolver los problemas de la entidad con los mismos ejecutivos que los habían causado.

El exvicepresidente del Gobierno español publica sus memorias y admite errores con las tarjetas ‘black’
En esos compases iniciales en Caja Madrid está el germen de uno de los instrumentos financieros que más problemas le dio a Rato en el futuro, las tarjetas de crédito opacas o black. "Cuando llevaba un mes en Caja Madrid, cometí un error que nueve años después daría con mis huesos en la cárcel. Me dieron la tarjeta como miembro del comité de dirección y la cogí sin pensarlo. Debí haber pedido los detalles de su uso y de su contabilización. Pero no lo hice", señala.

Rato no tenía equipo pero sí contaba con políticos en los órganos de gobierno de la caja, algo que él niega que fuera un problema. Se equivoca. En todo caso, sin tiempo para más, se adentró en un sector que estaba en reestructuración tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Accedió a las presiones de los supervisores y del Gobierno, que le pidieron primero fusionarse con una entidad débil (Bancaja) para crear un grupo más grande (Bankia) con un balance que debía sanearse. Poco después le exigieron más y salió a bolsa para captar el capital que necesitaba con el fin de fortalecer su solvencia. Todo en defensa del interés nacional.

Es verdad, como explica en el texto, que estos cambios continuos en los marcos regulatorios del sector desestabilizaron a Bankia, a la que se exigía recapitalizarse una vez sí y otra también, con los mercados poco dispuestos a invertir en cajas de ahorros españolas en un entorno de crisis. Pero él fue quien quiso mantener a Bankia en solitario, sin fusionarse con otros grupos más grandes y recurriendo a la Bolsa sin dar entrada al Estado en el capital. Rato sobreestimó su capacidad de resistencia y no vio la que se avecinaba cuando el Gobierno lo forzó a dimitir, nombró a su sucesor (Goirigolzarri) y nacionalizó la entidad, hoy integrada en CaixaBank.

El dedazo de Aznar 

A uno de los primeros personajes a los que pone en su sitio en su autobiografía es a Aznar, el que fue presidente del Gobierno español entre 1996 y 2004. Rato relata cómo él contribuyó con otros políticos de centroderecha a llevar al entonces líder de los populares hasta la Moncloa. Lloró en su primer discurso de investidura como presidente y aceptó ser su vicepresidente segundo. Le habría gustado ser el primero.

Después, las cosas cambiaron y Rato no le perdona a Aznar que gobernara "en solitario" y que quisiera designar a su sucesor tras el fin de sus mandatos. "Él era nuestro elegido y no al revés. No nos entendimos. Un dedazo -en referencia a la designación de Mariano Rajoy- que no vino bien a nadie".

Otro de los suyos (del PP) al que también deja en evidencia es al que fue ministro de Economía Luis de Guindos -por hacer publicidad negativa sobre Bankia, forzarlo a fusionarse con La Caixa, volver loco al sector con los cambios normativos y finalmente exigir su cabeza-. Al conjunto del Gobierno de Rajoy le acusa de convertirle en el chivo expiatorio de la crisis financiera y de querer verlo en la cárcel. También carga contra la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, porque su jefa de gabinete avisó a los periodistas del momento exacto en que iban a detenerlo.

En el ámbito puramente bancario, Rato atiza a los responsables del Banco de España -"con el tiempo aprendería que no hay nada menos fiable que el respaldo de los responsables del Banco de España"- y a competidores como Francisco González (expresidente de BBVA, por atacar a Bankia), Isidro Fainé (por negociar en beneficio de La Caixa y no del resto del sector) y a su sucesor en el cargo, Goirigolzarri.

No se salvan del ajuste de cuentas ni el auditor de Bankia ni la Casa Real, que nunca más lo invitó a las recepciones en Zarzuela después de asistir a la abdicación del rey Juan Carlos I. Tampoco se libra el eje formado por Alemania y Francia, que dominaba el Banco Central Europeo cuando este, antes de que llegara Mario Draghi a lo más alto, se negó a ser el salvador de última instancia de los bancos.

Le disgusta que acusaran a los bancos del endeudamiento del conjunto de la economía española. "Se eligió culpar a los dueños de los bares de las borracheras y exculpar a los bebedores", dice Rato, que muestra en el libro su lado más personal. Rezaba antes y ahora medita, adora Portugal y nada en el mar siempre que puede.



jueves, 8 de junio de 2023

«En los países democráticos no hay investigaciones secretas»

 


Entrevista a Rodrigo Rato en 'La Razón':

Entrevista a Rodrigo Rato en RNE

Rodrigo Rato: "Tomé una decisión equivocada que fue aceptar dinero público"


Entrevista en Onda Cero: 

miércoles, 7 de junio de 2023

Entrevista a Rodrigo Rato en 'El País'

 


PREGUNTA. ¿Qué le parece la situación política actual? 


RESPUESTA. Ya no tengo nada que decir. Solo soy un votante de a pie. 


P. ¿No volverá al PP?


R. No creo. Las cosas se pasan. Con 74 años estoy muy bien como estoy. He estado más de 30 años en el PP, es mi partido, no me voy a ir a otro, pero no sé si ya quiero ser militante. 


P ¿Por qué decidió escribir el libro? 


R. Porque esta es una historia muy conocida y que ha tenido una promoción extraordinaria en los medios pero yo no había explicado la historia. Y yo soy el que sé la verdad, porque la he vivido. No había podido hablar públicamente de estos temas porque estaba metido en líos judiciales. 


P. ¿Es un ajuste de cuentas contra Luis de Guindos, Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro?


R. No, no hago juicios de valor de nadie. Las críticas solo las hago de mí. Digo que me equivoqué con las tarjetas, con la fusión y no escuchando algunas críticas que me daban. Cuento lo que cada cual hizo. Y si el ministro de Economía [Luis de Guindos] estaba preocupado por Bankia y utilizaba a mis competidores en vez de utilizar al Banco de España [para forzar su dimisión], pues lo cuento. Trato de no calificar a nadie porque a mí me han calificado mucho y no es bueno.


P. Hay una expresión que utiliza, “chivo expiatorio”. ¿Cree que lo fue? 


R. Lo utilizo sobre todo en el caso de las tarjetas (black). Independientemente de la chapuza que fueron y del error que supuso para cada uno de los 66 acusados, las tarjetas fueron una especie de explosión de toda una sociedad que estaba con la sensación de que uno algunos se lo llevaban crudo y otros pagaban los platos rotos. En todo caso,  No se me aplicó la atenuante por haber devuelto el dinero, estoy seguro de que era porque la foto que valía era la mía entrando en prisión.


P. ¿Se refiere a que esa imagen era útil al Gobierno? 


R. No sé si al Gobierno. 


P. Los policías que envían a su casa, son de Aduanas, ¿los envió Hacienda? 


R. Sí, pero después ellos ponen su granito de arena, te ponen la mano en la nunca [cuando fue detenido] si quieren, se llevan más papeles de los que se tienen que llevar. El que te tira a la piscina es el que sea, pero después en la piscina, una vez que estás en el agua, la fauna y la flora actúan por su cuenta. 


P. ¿Quién le tira a la piscina?


R. A mí me tira quien me tira. Vigilancia Aduanera depende del Ministerio de Hacienda, y el Sepblac (Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales) del ministro de Economía. Una parte de este libro intenta transmitir el mensaje de que esto le puede pasar a cualquiera y de hecho le está pasando a mucha gente.  


P. La crítica que hace el sistema judicial es durísima, a los fiscales, pero también los jueces instructores, a la UCO, la Onif. ¿Es un ataque al sistema judicial? 


R. Es que tienen que tener responsabilidades. Yo he pagado mis culpas. Exigir responsabilidades es importante. Tiene que haber incentivos positivos. ¿Por qué si en España una instrucción dura más allá  de ocho años, ya no hay penalización por dilaciones indebidas? Ya es hora de que se exijan responsabilidades a una administración pública superpoderosa. ¿Es normal que el Tribunal Económico Administrativo de Madrid tarde cuatro o cinco años en resolver una causa? 


P. ¿No cree que describe a la Fiscalía Anticorrupción prácticamente como un sistema casi mafioso? 


R. Es que creo que es una catástrofe, nivel de Bielorrusia. Hacen investigaciones prospectivas o secretas, no solo en mi caso.  Cuando actúan se producen  filtraciones y no tienen consecuencias porque no se investigan. En mi caso se han filtrado documentos de mi causa que estaba declarada secreta. Lo denuncié y me contestaron que era un delito, pero que no se conocía al culpable 


P. En el libro admite algunos errores. ¿A qué los achaca?


R. El ser humano comete errores porque la vanidad te puede, por cumplir objetivos, por creer que vas a arreglar los temas, porque crees que algo ya se enderezará…La verdadera suerte es ver las cosas como son.


P.  ¿Cree que usted era la persona adecuada para presidir Caja Madrid y Bankia en mitad de la crisis financiera? 


R. Eso es lo que pensó el Banco de España, el presidente del Gobierno, el jefe de la oposición, la asamblea de Caja Madrid y su consejo de administración.


P. Pero, ¿lo pensó usted?


R. Yo me ofrecí. Era un señor que tenía una experiencia financiera. Es verdad que no había ejercido un empleo en el sector, no había captado cuentas, pero había hecho cosas en el mundo financiero y el equipo técnico de Caja Madrid era de primer nivel. 


P. Pero en el libro dice que se arrepiente de no haber cambiado antes al equipo directivo... 


R. Pero no porque no fueran técnicamente buenos, sino porque yo no tuve un equipo propio. Es muy importante tener equipos propios, aunque los anteriores no sean malos.  


P. Pero al final acabó negociando la mayor fusión bancaria con otra persona que era ex presidente de la Generalitat, también político. 


R. Todos nombrados con el visto bueno del Banco de España. ¿Quiere decir que la idoneidad que da el Banco de España a los banqueros no es la adecuada? 


P. Pero no había presidentes tan ajenos al negocio financiero, sin experiencia en banca, como ustedes. 


R. Pero ¿qué tiene que ver el pasado político? Tengo en la cabeza, por lo menos, dos presidentes de bancos  actuales que no provienen del negocio bancario. Una cosa es el presidente del banco, otra cosa es el consejero delegado. Casi todas las cajas estaban presididas por personas que no venían directamente del negocio bancario. Teníamos unos equipos técnicos tan buenos como los demás bancos. Teníamos un negocio muy basado en nóminas e hipotecas que se había pasado de moda y se trataba de cambiarlo por uno más rentable. Y eso ni yo, ni mi sucesor, fuimos capaces de hacerlo. 


P. ¿No cree que cambiar el modelo de negocio en plena crisis es muy difícil? 


R. Ya lo sé, pero en diez años sí se puede. Era obvio cuál era el negocio que teníamos que hacer, el de Santander o La Caixa, uno que estuviera basado en productos financieros. Yo podría ser malo para analizar un balance en detalle, pero estaba claro que el negocio iba más por la alianza con Mapfre que en las hipotecas. No era física cuántica. O sea, no hacía falta saber tanto. 


P. Dice en el libro que había una parte importante del negocio que eran inmigrantes que tenía una morosidad del 20%. Eso no lo tenían todos los bancos.


R. Se habían cogido a los inmigrantes, pero antes de que llegara. Y todo eso había sucedido con el director general, que estaba respaldado por el Banco de España. Si, se equivocó. Que teníamos problemas, no cabe duda, por eso tuvimos que aceptar el dinero público, que fue mi mayor error. 


P. ¿Qué alternativa tenía en lugar de aceptar el dinero público? 


R. Reducir balance, haber vendido o haber hecho lo que fuera.


P. Pero tendría un ratio de capital inferior al exigido por el Banco de España, ¿no? 


R. Pues hubiéramos vendido activos. 


P. Pero usted decía que no quería vender activos a precios de derribo... 


R. Hubiera sido mucho menos derribo si lo hubiera hecho antes. Si yo en 2010 llego a saber que en el 2011 me iban a obligar a salir a Bolsa, hubiera hecho otras cosas. Lo que pasa es que el regulador, o no sabía dónde iba, o no quería que lo supieramos. Pero en cualquier caso, yo me encuentro con que paso seis meses provisionando, un 30% de más sobre lo que me pedía el FROB y cuando acabo, me dicen ahora hay que reforzarse en capital. Y, si no, me nacionalizan. Entonces hago la salida a Bolsa en un momento en el que nadie quería salir a Bolsa. Entonces viene la EBA (Autoridad Bancaria Europea) y me dice que ahora hay que provisionar la deuda pública española. No hace falta saber mucho, no hace falta haber sacado los dientes en la banca para darse cuenta de lo que eso quería decir. Y después llega Rajoy y Guindos y nos dicen ahora vamos a volver a provisionar. 


P. ¿No cree que lo que subyace ahí es el problema de una entidad que no generaba lo suficiente o tenía suficiente margen para provisionar? 


R. Eso es una idea un poco gratuita. Provisionamos 10.400 millones de euros en 2010. Esa cantidad no la había provisionado en España nadie. Cumplimos las normas igual que los otros bancos y pese a todo nos intervinieron. ¿Por qué? Que las cajas tenían problemas, no cabe duda. 


P. Pero no todas estaban igual...


R. Caja Madrid hubiera tenido unos problemas distintos en solitario. 


P. Y otros no tuvieron esos problemas y sobrevivieron y también sufrieron esos cambios de regulación sin quebrar... 


R. Es que nosotros habíamos absorbido seis cajas en el entendimiento de que teníamos tiempo para digerir toda esa operación. 


P. En el libro dice que a Caja Madrid no le fue rentable ser leal al Estado. ¿No cree que los ciudadanos también pueden pensar que tampoco le fue rentable aportar 22.424 millones a Bankia? 

Esa frase la digo sobre la posibilidad de haber vendido pública española en abril de 2010, como un colaborador me propuso. Antes de la crisis hubiera sido muy llamativa que la tercera entidad del país se desprendiera de deuda publica. No hubiera ido mucho mejor.


R. Eso que le pregunten al que lo decidió. Fueron 25.000 porque hay ayudas que se aportan dos veces, los créditos fiscales. No sé si fue rentable, pero eso lo decidió quien lo decidió y lo pidió quien lo pidió. Yo pedí dinero público una vez y ya aprendí la lección. 


P. En el libro se describe esa etapa como una carrera de obstáculos, un camino hacia el abismo. ¿Pensó en dimitir, en renunciar al haber tantas trabas? 


R. Pues sí, pero lo que pasa es que era muy complicado porque yo había liderado junto con José Luis Olivas, una fusión en la que había traído una serie de presidentes de cajas y había involucrado a presidentes autonómicos. Pensé que esto había que sacarlo para adelante, pero después llegó el siguiente Gobierno [del PP] y dijo que además de salir a Bolsa, el sector tenia  que provisionar 50.000 millones porque un ministro [Guindos] lo ha dicho en el Financial Times.


P. ¿Está de acuerdo en el reparto de culpas por la caída de Bankia? 


R. Las culpas no me interesan. 


P.  Pero, usted atribuye a Guindos varios errores, ¿no? 


R. Yo sé lo que viví. Cambian las reglas y se deja sin capital a Bancaja y a Caja Ávila, no porque tuviéramos más o menos pérdidas. Pero cuando pasó ese momento, pienso ‘ahora me dejarán vivir un tiempo y podré volver a hablar con La Caixa y poder llegar a un acuerdo’. Pero el Gobierno decide que no quiere que yo siga y me lo pone clarísimo. El ministro [Guindos] y el presidente [Rajoy] me dicen que me vaya o ejecutan el dinero del FROB y nacionalizan las cajas. Y además me lo dice en una cena delante de mis tres competidores [Banco Santander, BBVA y CaixaBank]. Ahí, dije bueno, ‘se acabó, me voy, ya no aguanto más’. Es impresentable que me hicieran dimitir delante de mis competidores y sin el Banco de España, que había fijado su criterio y tenía su estrategia, por eso se le excluye de esas cenas. Además, se hace dimitir al gobernador del Banco de España [Miguel Ángel Fernández Ordóñez] un mes después, antes de que acabara su mandato. Es alucinante. Era una manera impresentable de llevar la política financiera, que se reflejó en la caída del Banco de Madrid, que ya veremos quien lo paga y, en cierta forma, con el Banco Popular. 


P. ¿Esas cenas fueron un golpe a la competencia?


R. El Gobierno es el garante de la competencia y nada respeta menos la competencia que tus competidores opinen sobre tus provisiones. Yo tenía una pistola apuntándome que era el FROB. 


P. ¿Cree que los tres grandes bancos dominaban o siguen dominando el sistema? 


R Es una palabra fuerte. Pero el banco malo no se hizo porque no gustaba al Santander y al BBVA. Fue un gran error de política económica. Y dominan más ahora el sistema de lo que lo dominaban antes. Había 40 cajas y hoy solo hay unas pocas, aunque también es verdad que el mercado evoluciona. En un debate electoral de 2008 Rajoy, que no nunca suele decir nada concreto, lo único que dijo es que no haría un banco malo. Dudo que Rajoy supiera exactamente lo que era un banco malo, pero tenía claro que tenía que decirlo. Y yo pensé ‘hay que ver lo que mandan Emilio Botín [Santander] y Paco González [BBVA] mandan’. Esta dicho en el libro.


P.  En el libro dice que se castigó a las cajas por el pecado de financiar pisos. ¿No fue ese el problema, provocar una burbuja concediendo más hipotecas de las que debían? 


R. Se nos acusó de provocar la burbuja. Estoy de acuerdo en que los responsables de conceder créditos son los gestores, por eso me echan, aunque yo tenía 15 inspectores del Banco de España en Caja Madrid, había una política que permitía dar créditos a precios muy competitivos a familias con pocos recursos. Ahora tenemos el problema del acceso a la vivienda que no nos lo planteamos cuando estaban las cajas. Las cajas nos salieron caras, puede ser, pero ahora, ¿cómo vamos a resolver el problema de la vivienda? Mire como lo resuelven empezando por EE.UU, siempre con dinero público.


P. ¿No cree que debía haber incluido en su libro alguna referencia a los preferentistas y a los que compraron acciones de Bankia que, en un primer momento, lo perdieron todo? 


R. Bueno, con los preferentistas fuimos relativamente generosos y les devolvimos casi todo, si estaban dos años de accionistas porque eran los mejores clientes. La rentabilidad de las preferentes era del 7% u 8%. Es duro decirlo y no lo haría siendo ministro ni presidente de Bankia, pero ahora sí: si puedes ganar mucho, también puedes perder mucho, el riesgo tiene un valor. 


P. ¿Y los accionistas de Bankia?

R. Son otra cosa: compraron en Bolsa renta variable con un descuento monumental y un folleto en el que no figura ni la previsión de beneficios. Si los tribunales dicen que hay que devolverles el dinero, pues estupendo, pero comprar en Bolsa no puede ser, salvo que haya cuentas falseadas, responsabilidad del Estado.


P. En el libro aborda el uso de las tarjetas black por las que fue condenado a cuatro años y medio de prisión por apropiación indebida. ¿No le pareció extraño que siendo gastos personales, se pudieran pagar con una tarjeta de empresa? 


R. Es que no eran gastos personales. Me dijeron que era transparentes y que estaban declaradas. Nunca se demostró que fuera una remuneración encubierta. 


P. Pero ¿si se iba de viaje con la tarjeta, no era una remuneración en especie? 


R. La Agencia Tributaria conocía los gastos, estaría muy mal, pero están juzgadas. No les dediqué al llegar  mucho tiempo y debí hacerlo. 


P. Pero cuando llega a Bankia vuelve a crear la black para usted y dos directivos. ¿Por qué? 


R. Porque nos debía un dinero Bankia por los bonus por los beneficios de 2011. Y no se nos ocurrió mayor tontería que hacer esas cuatro tarjetas. Y Francisco Verdú, [consejero delegado] con mucha razón, nos dijo que yo no quiero jugar a esto. Nos equivocamos y pagamos. 


23 meses de prisión


P. Precisamente por las black pasó 23 meses en la prisión de Soto del Real de Madrid. ¿Qué fue lo más duro? 


R. Entrar, estar allí, la entrada... Uno se acostumbra a todo, pero en prisión cada día pesa. Acabas viviendo y aguantando, incluso disfrutando el día que hay un partido de fútbol, aunque a mí no me gusta el fútbol, pero se monta un jolgorio, incluso lo pasas bien el día que hay lentejas, que es el mejor plato de la semana, pero estás en la cárcel. Pero cada día pesa, por eso se tachan. Es duro no estar con tu familia, es tu vida que se ha acabado. 


P. ¿Qué era en lo que más pensaba?


R. En cuando voy a salir. Vi que otros condenados por las tarjetas salían al cumplir la cuarta parte de su condena y, según esos cálculos, debía salir en diciembre de 2019, pero me quedé hasta septiembre de 2020. Ese tiempo fue muy duro, no sabes qué decirte a ti mismo ni a tu familia. Mi estancia duró 23 meses.


P. Ese momento coincidió con el incidente de las fotos de sus hijos, cuando alguien las reparte por la prisión y usted estalla. 


R. Perdí la paciencia y la serenidad; me puse como una pantera y me pasé de la raya, aunque tenía bastante razón. En la cárcel pasarte de la raya es muy mal negocio porque los funcionarios no te dejan y hacen bien porque tienen que dirigir una cárcel. Fue el momento más difícil para mí y para mi familia. 


P. Coincidió con los presos del procés. ¿Habló con ellos y comprendió mejor sus puntos de vista? 


R. No, en la cárcel no se habla de eso. Eran conscientes de que no éramos el público adecuado para la conversación y nosotros de que ellos no querían hablar de eso. 


P. Pero mejoraron las condiciones de todos los presos… 


R. Eso fue fantástico. No hay nada como tener influencias. Las celdas empezaron a estar abiertas todo el día, lo que era un plus de confort. Y cuando salíamos a juicios, en lugar de un bocadillo de mortadela de cárcel, te daban un menú de un restaurante de la zona. Supuso tomar tortilla y gazpacho, que llevábamos meses sin probarlos. 


P.  ¿Temió alguna vez por su seguridad? 


R. Nunca. Estaba en el módulo 10, que ahí se llama de respeto, y ahí no hubo violencia, en otros sí, pero no lo vi. En el 10 en cuanto tenías el menor conflicto, aunque sea por una servilleta, te mandaban a otro módulo peor. Yo estuve siempre solo en una celda de 12 metros. 


P. ¿Qué sentimiento tenía durante aquellos meses? ¿De rabia, porque creía que el sistema había sido injusto con usted, de soledad, de vergüenza? 


R. De vergüenza, no. Te puede producir vergüenza cuando sales, pero allí no porque todo el mundo es igual. Un sentimiento de dolor sobre todo cuando vuelves de ver a tu familia. Sientes rabia, angustia, responsabilidad y a, a veces, nada. 


Amnistía fiscal


P. Dice en el libro que cuando era estaba en el gobierno y era vicepresidente, no le gustaban las amnistías, pero se acogió a una. ¿No es contradictorio? 


R. No, cuando estaba en el Gobierno hacía política, cuando era contribuyente, era contribuyente. No creo en las amnistías fiscales porque son ineficientes, jurídicamente malas, políticamente impresentables y difíciles de explicar. Esta amnistía fue una chapuza de primera, pero me acogí para repatriar unos bienes que había heredado de mi padre, que me llegaron cuando no era residente. 


P. En el libro sugiere que Cristóbal Montoro y Ricardo Martínez Rico también hicieron la amnistía porque favorecía a los clientes de su despacho. 


R.  Tenían un despacho de asesoría fiscal uno de cuyos miembros quiere ser ministro de Hacienda de un Gobierno que habla de amnistías fiscales. 



Caso judicial por supuesto incremento patrimonial injustificado


P. Aún tiene abierto un caso judicial, que lleva siete años de instrucción, por supuestos cobros indebidos de dos agencias de publicidad, Zenith y Publicis. La Audiencia de Madrid le acusa, junto con otras 16 personas, de delitos fiscales, blanqueo de capitales y corrupción. La Fiscalía asegura haber identificado incrementos patrimoniales no justificados por 15,6 millones y 7,4 millones defraudados a la Agencia Tributaria. En el libro cita a la ex directora de Comunicación, Pilar Trucios, que le acusó de obligar a que Publics se llevara todo el contrato de publicidad por sus intereses. ¿Qué es lo que pasó? 


R. Ella tenía muy mala relación con una serie de personas que me rodeaban, no conmigo, y hace esas declaraciones, como dice la Audiencia. Dice cosas que yo creo que en el juicio se las van a sacar porque lo he leído los escritos de defensa. 


P. Pero Trucios es sustituida por Teresa Orellana, la que fuera su secretaria personal desde 1983, que está investigada, y es ella la que firma los contratos. Además, también es la administradora de su empresa Kradonara, implicada en el caso.


R. Efectivamente. Esos contratos se habían ganado por unanimidad en un concurso, que teresa y  yo no participamos. Eran por un año.  Teresa firmó una renovación de contrato, con reducción de remuneración para las agencias. que los equipos técnicos dijeron que era buena. No entendí que personas que habían firmado los contratos inicialmente, como Trucios, no fueran acusadas y las que firmaron las renovaciones sí solo porque lo dice el juez y la fiscal Anticorrupción: por pertenecer al círculo de confianza de Rato, que parece que es nuevo concepto penal.

Entrevista a Rodrigo Rato en Cope

jueves, 1 de junio de 2023

HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO, nuevo libro de Rodrigo Rato

 

La trayectoria de Rodrigo de Rato fue paralela a la de la propia economía española. Ascendió con ella hasta lo más alto, incluida la entrada de España en el euro, y cayó sacudido por la crisis mundial que se desató a finales de la década del 2000, que puso en peligro la supervivencia de la moneda única y transformó el sistema financiero mundial y español. Pasó de ser una de las figuras más admiradas y respetadas de la economía mundial, a tener que lidiar con un vendaval mediático pocas veces visto así como con una persecución política contra su persona.


Este libro es un relato en primera persona de aquellos años, una reflexión meditada sobre unos hechos a los que pone luz, al tiempo que indaga sobre las fuerzas y maniobras que se desataron lejos del foco, muchas de ellas con nombre y apellidos. También profundiza en el camino que una persona recorre cuando afronta un cambio radical de sus circunstancias, lo hace en medio de una máxima exposición pública y descubre, tras más de treinta años integrado en los círculos de poder, el otro lado del espejo del Estado. Por sus páginas aparecen figuras esenciales de aquellos años; Luis de Guindos, Francisco González, Esperanza Aguirre, Mariano Rajoy... y nos sitúa en el epicentro de lo que fue uno de los mayores terremotos.

https://www.casadellibro.com/libro-hasta-aqui-hemos-llegado/9788411001779/13616387

miércoles, 31 de mayo de 2023

 


Entrevista completa a Rodrigo Rato en Tv3:


lunes, 29 de mayo de 2023

Rodrigo Rato presenta su libro en El Toro Tv


 Entrevista completa:


sábado, 29 de abril de 2023

El Estado mandarín

 Rodrigo Rato 

30 de abril de 2023 


En España la administración que nos controla está en el siglo XXI, pero la que nos responde está en el siglo XIX.

A finales del siglo XVIII, la aparición del ciudadano como sujeto de derechos frente al poder produjo un cambio radical del paradigma político. Con los derechos no desaparecieron los deberes. Los ciudadanos siguieron pagando impuestos, buenos o malos, siendo soldados, y respetando la autoridad y las leyes, ahora sí de su Nación representada por un Estado, siempre poderoso pero no impune, al estar sometido a las leyes. Y ahí seguimos en el tercer siglo de las Naciones, los Estados y el poder radicado en el pueblo.

El Estado apareció para suplantar al aparato que servía a los reyes, para aplicar y defender las leyes en beneficio de todos los ciudadanos por igual. Sus servidores, los funcionarios, fueron ganando independencia para poder defender el llamado bien común de todos. Nada requería que fueran omnipotentes, aunque sí poderosos frente a los fuertes. Mucho menos que fuesen impunes, sino al contrario sometidos a las leyes y al servicio de los ciudadanos. Todavía menos, inaccesibles: al contrario, el Estado era del pueblo y respondía ante él. En la España de hoy la situación es todo menos ideal.

Hoy la creación de la cita previa y su colapso efectivo hacen prácticamente imposible el acceso del ciudadano a aclarar muchos de sus asuntos con la Administración, frente a un sistema regulatorio omnipresente y en perenne expansión. España genera 8.000 normas al año (ver informe del Colegio de Gestores de marzo de 2023, según el cual el 92% de las citas previas fracasan).

El tiempo del ciudadano está sometido a la Administración, ultra protegida por un silencio negativo generalizado. Situación que nunca sucede a la inversa cuando al ciudadano se le pasan los plazos. Con uno de los sistemas judiciales más lentos de Europa, la Administración nunca es condenada en costas reales, ni siquiera cuando las sentencias confirman el incumplimiento de las leyes por su parte. La falta de pago en costas por la Administración acusadora hace que la defensa de sus intereses sea implantable para la mayor parte de los ciudadanos, en un sistema judicial con tiempos decimonónicos y precios de Wall Street. La Administración puede perder sin plazo, el ciudadano de a pie no puede plantearse la financiación necesaria para ganar. Mucho se perdió cuando los funcionarios pasaron de servir prioritariamente al ciudadano a defender al Estado.

Funcionarios poderosos ya nos lo describe la Biblia. Nada nuevo bajo el sol. En nuestra época moderna hemos buscado garantizar su independencia, blindando sus empleos frente a los cambios políticos e incluso la propiedad sin límite de plazo de sus puestos profesionales, si voluntariamente deciden dejar por un tiempo la Administración. Un privilegio muy limitado en el sector privado. Ya en la China milenaria de Confucio se elegía para servir al Emperador a aquellos capaces de superar pruebas de saber y conocimiento muy exigentes. También allí los mandarines acabaron siendo una casta todo poderosa e inalcanzable. Nada pasa si la Administración ignora la jurisprudencia que pueda favorecer al ciudadano en un caso específico y mucho menos si incumplen los plazos legalmente establecidos. Todos ellos privilegios inexistentes para el ciudadano. En las sociedades democráticas representan bloques compactos de votos, imposibles de ignorar en los cálculos electorales de los partidos políticos.

En la época de la digitalización, la inteligencia artificial, la computación cuántica y el blockchain, los empleos privados están sufriendo desde hace años profundas y aceleradas transformaciones, en las que desaparecen actividades profesionales tradicionales, muchas de ellas relacionadas con la intermediación y la burocracia. Sin noticia de esa transformación en el sector público donde por sus características, antes descritas, hacen imposible cambios inmediatos. ¿Han oído ustedes hablar de algo parecido a un libro blanco de la digitalización de la Administración para su reducción y agilidad medible, más allá de la super eficiencia que demuestra en los cobros al ciudadano? En España la administración que nos controla está en el siglo XXI, pero la que nos responde está en el siglo XIX.

Solo la implantación de nuevos incentivos eficaces y eficientes produciría el cambio. En el sector privado es la competencia global la que garantiza las transformaciones, algo imposible en el sector público. En este podrían jugar ese papel la transparencia, aplicar un coste efectivo a los plazos y el pago de costas por los errores cometidos. Si Correos, como antes Amazon, nos informa de dónde se encuentran nuestros pedidos, ¿por qué no podemos conocer dónde, desde cuándo y quién tiene nuestros expedientes? Convertir la cita previa en una opción y no en una obligación y una barrera de acceso; generalizar el silencio positivo y, cuando no sea posible, establecer créditos automáticos por plazos excesivos, incluidos los tiempos procesales; establecer la condena en costas reales obligatoria cuando la Administración acuse equivocadamente. Todo es posible legalmente y debería serlo financieramente en unos Presupuestos Generales del Estado con unos créditos totales de 640.000 M €, de los que la Autoridad Fiscal Independiente afirma que hay un 10% de exceso. Los millones de euros que los ciudadanos perdemos ante esta Administración son parte esencial del estancamiento real durante más de 18 años de nuestras rentas. Dos siglos largos del Estado moderno han traído muchos derechos y beneficios al ciudadano, que no deben perderse para el ciudadano español cuando necesita hoy que alguien le responda, aclare o decida sobre muchos de sus derechos. Sí se puede.


miércoles, 26 de abril de 2023

Conversaciones con Rodrigo Rato - 27/04/2023

 


Conversación con Rodrigo Rato:

        

viernes, 31 de marzo de 2023

Conversaciones con Rodrigo

 

Conversaciones con Rodrigo - Mirando nuestro interior + Receta bizcocho siciliano de naranja:

miércoles, 22 de febrero de 2023

La liquidez es la reina

 Rodrigo de Rato 

23 de Febrero de 2023.  

No es fácil encontrar un periodo de la economía reciente en que la creación de liquidez haya sido no sólo más intensa, sino también menos criticada, que entre 2008 y 2022. Desde luego, en los años 1970 la expansión monetaria para financiar un creciente gasto público fue tremenda, y al final hizo saltar el patrón oro. Entonces, las voces monetaristas advirtieron anticipadamente de los crecientes riesgos. Esta vez, las heridas de la austeridad, aplicada tras la crisis de 2008, hicieron inasumible a los críticos adoptar la posición de Pepito Grillo, al menos en las economías más desarrolladas.


La Gran Moderación, que se inició a mediados de los años 1990, convenció a todos de que estábamos ante un nuevo paradigma respecto a la inflación, que esta vez sería diferente, ¡cómo no! Pero, por desgracia, ha acabado como siempre, plus ça change plus c'est la meme chose: las expansiones monetarias acaban en inflación. La combinación de expansiones monetarias y fiscales como reacción a la pandemia del Covid-19 debió de ser algo limitada en el tiempo, pero la tentación de no dejar a nadie atrás, extendiendo las ayudas a 2021, fue políticamente irresistible; una vez más, sobre todo en las economías más avanzadas. Incluso sus bancos centrales, como la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, se planteaban en otoño de 2020 dejar subir los precios durante un tiempo sin reaccionar, habida cuenta de los años transcurridos con inflaciones sensiblemente por debajo del 2%. La lección aprendida treinta años antes de que la anticipación había resultado clave a la hora de reducir la inflación fue sustituida esta vez por la promesa de actuar a posteriori. Un ejemplo innegable de la tendencia a substituir lo que funciona para demostrar que se hace algo. Es imposible no apreciar un error de fondo en los análisis de los banqueros centrales, sus funcionarios y los que comentan sus políticas. Otro más en la cadena de pérdidas de prestigio macroeconómico por parte de Occidente en lo que va de siglo.


No olvidemos tampoco las consecuencias regulatorias de la crisis financiera de 2008, limitando el papel de los bancos privados en la creación de mercado; es decir interviniendo por su cuenta, lo que ayudaba a la existencia de liquidez. Este cambio dejaba a los bancos centrales solos ante la posibilidad de faltas de liquidez, con el sector privado imposibilitado. Ya en septiembre de 2019, la Reserva Federal tuvo que reactivar la compra de bonos públicos ante la repentina sequía en los mercados monetarios; en marzo de 2020, cuando se decretaron las primeras restricciones como consecuencia del Covid, tuvo que volver a intervenir para hacer frente a una emergencia de liquidez; el Banco de Inglaterra lo tuvo que hacer el pasado mes de septiembre; ya veremos qué sucede el próximo verano si el Congreso norteamericano no eleva a tiempo el techo de deuda...


Gran distorsión del riesgo

La compra masiva de deuda pública, primero para evitar la deflación en 2008 y después para ayudar a las economías durante el Covid, se ha prolongado en Estados Unidos más de diez años, y en la Unión Europea, casi lo mismo. Una política que ha provocado una gran distorsión del riesgo y la disciplina fiscal, producida por la intervención pública. Como casi todo lo aparentemente fácil, resulta más sencillo poner en marcha esas compras que retirarlas, ya que tiene efectos desconocidos y reverberaciones para el sector público, pero también para el privado. Máxime cuando coincide con una intensa subida de los tipos de interés, consecuencia de haber reaccionado tarde a las presiones inflacionistas de 2021. No se trata de flagelarse por errores que en su día pudieron parecer necesarios, pero es importante al menos no ocultarlos para saber de dónde venimos, un dato decisivo para poder intuir a dónde vamos.


También en esto la UE va por detrás de EEUU. Será este mes de marzo cuando el abultado balance del BCE, de casi 8 billones de euros, empiece a disminuir en 15.000 millones al mes. Europa necesita más que Estados Unidos a los bancos privados para la financiación de su economía. Inevitablemente, con inflaciones muy superiores al objetivo del 2%, reducir las presiones de precios exigirá una liquidez muy restringida, si no negativa, como ya está sucede en EEUU, y durante un largo periodo de tiempo. El propio BCE habla del año 2025 para alcanzar la normalidad, lo que no cuadra con la petición de inmediatez de nuestras sociedades. Para colmo, no debemos olvidar que las consecuencias de políticas monetarias restrictivas son siempre rechazadas por esas mismas sociedades. Ante el hecho de los crecimientos negativos actuales de la liquidez en EEUU, la evolución de la economía en el segundo semestre puede ser difícil al otro lado del Atlántico. En la zona euro, la liquidez va cayendo, sin entrar todavía en terreno negativo.


No estamos habituados a economías cortas de liquidez desde que los bancos centrales asumieron la estabilidad de financiera entre sus objetivos hace más de 20 años, frente a unos mercados financieros de tamaño muy superior al de la economía real. Con el reciente viraje histórico, las principales autoridades monetarias desarrolladas no dejan ahora lugar a dudas de que no quieren optimismos financieros en su lucha contra la inflación. Algunas opiniones apuntan a una preferencia por los mensajes duros frente a la posibilidad de utilizar políticas monetarias demasiado restrictivas y así evitar una recesión duradera. La resistencia que están demostrando las economías desarrolladas al absorber el choque energético y la subida de tipos es, desde luego, sorprendente. No sabemos si los bancos centrales tendrán que romper esa resistencia para reducir la inflación hasta el objetivo del 2%, provocando una recesión. Surgen ya voces autorizadas que piden objetivos monetarios superiores al 3%, en base al inflacionista envejecimiento de la población. Un ejemplo de cambiar las medidas si estas parecen inalcanzables, dirán los ortodoxos. 


Por desgracia, la experiencia de la última explosión inflacionista de similares dimensiones, la que tuvo lugar en los últimos años 1970, tardó casi una década en dominarse. Por ahora, los gobiernos industrializados siguen utilizando el gasto público para suavizar la situación ante una posible recesión, con paquetes de ayudas sociales y de ayudas de Estado al tejido productivo. Pero esa es una iniciativa contradictoria y contraria a los objetivos de los bancos centrales y difícil de financiar si la liquidez sigue cayendo. Una vez más, nos adentramos en contradicciones conocidas entre las políticas monetarias y fiscales, que históricamente se han saldado con el triunfo de las primeras. Aunque después de una tensión, a veces fuerte, a veces larga. La alternativa sería reducir la independencia de los bancos centrales e intervenir en los mercados bancarios. Palabras mayores, pero que ya empiezan a escucharse. 


Para muchos, 2022 fue un año de malas sorpresas tanto en la economía como en los mercados mundiales y locales. Pero el número y tamaño de las incongruencias con que ha arrancado 2023 son más que notables, receta segura de más problemas y menos crecimiento. La escasez de liquidez produce entornos duros para muchos, aunque sea propicia para los prestamistas. El crecimiento económico la suavizaría. Si no puede ser con dinero barato, que sea con reglas inteligentes para la inversión privada, que sigue recelosa de la regulación creciente. Hemos de reconocer que no estamos ante cambios temporales, sino ante nuevos modelos de políticas macroeconómicas, con Estados muy proactivos pero cargados de deudas. Tenemos tiempo para rumiarlo, pero cuanto antes lo hagamos mejor.